El Sistema de la Integración Centroamericana (SICA) fue creado con el propósito de promover la paz, la democracia, la seguridad y el desarrollo en la región. En este marco, la Secretaría General del SICA desempeña un papel fundamental como coordinador y líder en la difusión de estos principios. Sin embargo, el régimen sandinista de Nicaragua, encabezado por Daniel Ortega y Rosario Murillo, ha demostrado ser incompatible con los valores esenciales del SICA, lo que hace inviable su ocupación de la Secretaría General del organismo regional.
1. Violaciones sistemáticas a los derechos humanos:
Uno de los pilares fundamentales del SICA es el respeto a los derechos humanos. Desde 2018, el régimen de Ortega ha sido señalado por graves violaciones a los derechos humanos, que incluyen la represión de manifestaciones pacíficas, la persecución de la oposición política y la intimidación de periodistas. Estos abusos, que han llevado a cientos de muertes y miles de exiliados, contravienen directamente los principios fundamentales sobre los cuales opera el SICA. Asumir la Secretaría General de un organismo que promueve los derechos humanos bajo un régimen que los infringe de manera sistemática sería una contradicción evidente.
2. Erosión de la democracia y el estado de derecho:
El SICA se fundamenta en la democracia y el estado de derecho como principios esenciales. Sin embargo, desde que Ortega volvió al poder en 2007, y especialmente tras las elecciones de 2021, Nicaragua ha experimentado un preocupante retroceso en su vida democrática. Las elecciones de 2021 fueron objeto de amplias críticas y se consideraron fraudulentas, con la detención de líderes opositores, periodistas y activistas. La falta de transparencia, la represión política y la ausencia de acceso a una justicia imparcial han socavado los principios democráticos, convirtiendo al régimen de Ortega en un obstáculo, e incluso en un peligro, para los objetivos de integración y cooperación regional que promueve el SICA.
3. Incompatibilidad con los valores de paz y seguridad:
La paz y la seguridad en la región son prioridades para el SICA. Sin embargo, el régimen de Ortega ha creado un clima de polarización, represión y violencia en Nicaragua, debilitando la cohesión social y aumentando la inseguridad. La represión de la disidencia y la persecución de sectores críticos al gobierno han puesto en peligro la estabilidad del país, generando un ambiente de inseguridad que afecta no solo a Nicaragua, sino también a sus países vecinos. Para el SICA, que busca la resolución pacífica de los conflictos y el fortalecimiento de las democracias en la región, un gobierno que promueve la violencia y la represión no es un actor adecuado para liderar la organización.
4. Falta de compromiso con el multilateralismo y el diálogo:
El SICA se fundamenta en el diálogo y la cooperación multilateral entre sus países miembros. Sin embargo, el régimen de Ortega ha mostrado un claro desinterés por estos principios. En lugar de involucrarse en un diálogo constructivo con la oposición y la sociedad civil, el gobierno de Ortega ha optado por la represión, el aislamiento y el control autoritario. Esta postura descalifica a Nicaragua para asumir un rol de liderazgo dentro del SICA, ya que no se puede liderar una organización que promueve el diálogo y la integración desde un enfoque de exclusión y represión.
5. El riesgo de institucionalizar el autoritarismo:
Una de las principales preocupaciones sobre la posibilidad de que el régimen sandinista asuma la Secretaría General del SICA es el riesgo de que la organización regional sea utilizada para validar o institucionalizar prácticas autoritarias. Permitir que un régimen con un historial tan cuestionable en derechos humanos, democracia y paz ocupe un cargo clave en el SICA envía un mensaje peligroso de que la organización no está comprometida con los valores que defiende. Esto podría debilitar la credibilidad del SICA y su capacidad para actuar como un defensor de la democracia y la paz en la región.
El régimen sandinista de Nicaragua, liderado por Ortega y Murillo, ha demostrado ser incompatible con los principios de paz, democracia y derechos humanos que promueve el SICA. Además, pone en riesgo la integridad y credibilidad del sistema de integración centroamericano. La Secretaría General del SICA necesita a alguien que represente los valores fundamentales de la región, como el respeto por la democracia, el estado de derecho y los derechos humanos. Dado que el régimen de Ortega no refleja estos valores, no debería tener la capacidad de liderar el SICA. La región no puede permitirse que un gobierno autoritario y represivo sea la cara de la integración centroamericana.